miércoles, 26 de noviembre de 2008

CAMPANA TIBETANA


A la campana se le describe como el medio a través del cual se ‘proclama el sonido del vació’, sonoridad que surge de la ausencia de formas imposibles de existencia de la campana: el vacío de su forma, se irradia en todas las direcciones, disolviéndose más tarde de vuelta en el silencio o el vacío. Como instrumentos rituales sirven al contemplativo, como un poderoso recordatorio en torno a las cualidades que requiere actualizar y las limitaciones que necesita trascender en el camino al despertar. Las campanas tibetanas son tradicionalmente elaboradas de bronce y fundidas individualmente, a través de una hábil técnica de vaciado en arena. Moldes externos e internos son diseñados para la fundición de la campana, elaborados de fina arena compactada y unidos por un pegamento elaborado con jugo de rábano o azúcar morena virgen. En el hombro superior de la campana y dentro de un rosario interior de perlas, se encuentra el grabado de la flor de loto de ocho pétalos con ocho sílabas inscritas en el alfabeto tibetano.

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